Holanda fuera de temporada
Pocos extranjeros conocen Holanda fuera de la temporada veraniega y es una lástima. Hay mayor tranquilidad en todas partes y se pueden aprovechar las reducciones en hoteles y pensiones.
Hasta muy entrado el otoño florecen las rosas, ásteres y dalias en jardines y parques. Sobre los bosques dorados, con sus fuertes olores, se extiende una melancolía silenciosa.
Aves migratorias, procedentes de países nórdicos, vienen a instalarse durante el invierno en nuestros lagos y a orillas del mar. En las ciudades empieza otra temporada artística de conciertos, operas, ballets y exposiciones. En los restaurantes encienden el fuego de los hogares y sirven los platos de invierno, en los que resaltamos. Comerán caza. Ostras, mejillones, sopa de guisantes, etc.
A principios de diciembre celebramos la fiesta tradicional de San Nicolás, con muchos regalos. Durante las semanas que preceden a la fiesta, hay un movimiento animado en las ciudades, que están adornadas con iluminaciones centelleantes.
La fiesta de Navidad se celebra también de una manera muy alegre -no dejamos pasar inadvertidamente fiesta alguna. En los restaurantes hay decoraciones de Navidad y sirven menús especiales y en todas partes reina una esfera de regocijo.
Cuando sobrevienen el frio y el hielo, media Holanda se ata los patines y sale para emprender largas excursiones, o únicamente para patinar un poco en los arroyos, canales, lagos y clubs de patinaje. Y entonces es como si, desde hace siglos, no hubiera cambiado nada. Y en caso de haber un invierno sin hielo ni nieve, siempre numerosas pistas de hielo artificial.
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